Sainz, entre el “sorpasso” a Leclerc en Ferrari y la inquietud por ser un nuevo “Eddie Irvine”

Sainz, entre el “sorpasso” a Leclerc en Ferrari y la inquietud por ser un nuevo “Eddie Irvine”

En los despachos más importantes de Maranello hay sensaciones encontradas. Los responsables de la «Scuderia» siempre miran a largo plazo y ahí, en esos planes, no estaba Carlos Sainz. El madrileño se encontró en enero con la noticia de que Lewis Hamilton vestiría de rojo en 2025 y que su compañero sería el renovado Charles Leclerc. Sainz acaba su contrato a final de año y desde hace semanas negocia a varias bandas. La situación es tensa y más después del rendimiento del español en las dos carreras en las que ha podido participar. Una apendicitis le apartó de la carrera en Arabia Saudita, pero hizo podio en las otras dos. Fue tercero en Baréin y ganó en Albert Park.

El madrileño ha dado un paso adelante como piloto y ha demostrado su superioridad respecto a Leclerc en la preparación y configuración del monoplaza, en la estrategia, en el cuidado de los neumáticos e incluso en la velocidad. Desde que ambos comparten boxes, han logrado tres victorias cada uno, aunque Leclerc no sube a lo más alto del podio desde verano de 2022. El monegasco está siete puntos por delante en la clasificación actual del Mundial porque ha podido competir en las tres carreras.

La evolución de Sainz es superior a la de su compañero de escudería. Leclerc es una «pura queja» por radio, como se asegura en el «paddock», mientras que Sainz solo busca soluciones y con frecuencia las encuentra. En Baréin, mientras su compañero blasfemaba por el sobrecalentamiento de los frenos del Ferrari, Sainz se las arreglaba refrigerando en determinadas partes del trazado sin perder velocidad en el vuelta a vuelta. Y todo eso gracias al trabajo metódico que realiza cuando no está subido en el coche y su análisis de cada detalle de la adquisición de datos. Es decir, lo que ha hecho su padre toda la vida en versión avanzada.

Sainz es la referencia de Ferrari y si no llega a ser por la operación de apendicitis no sería descartable que hoy estuviera liderando el Mundial de Pilotos. Cabe la posibilidad de que Sainz, habiendo asumido que su futuro ya no está en Ferrari, se haya quitado mucha presión frente lo atenazado que puede estar Leclerc.

Si Sainz continúa con un rendimiento como el mostrado en Australia, no hará demasiada gracia en Italia que el descarte gane la batalla al piloto por el que han apostado. Aunque lo de «apostado» haya pasado ya a un segundo plano porque la verdadera referencia de Ferrari será Hamilton, que para eso le han fichado a golpe de talonario. Leclerc ya no es la esperanza que toda Italia y todos los ferraristas del mundo tenían con el monegasco. Después de cinco temporadas apenas ha conseguido cinco victorias y 16 «poles» que luego no se han ratificado con triunfos.

En Albert Park quedó claro que Ferrari ha dado un paso adelante para luchar con Red Bull, pero el abandono de Verstappen impidió comprobarlo en un cara a cara. En Melbourne, el jefe de equipo, Frédéric Vasseur, no tuvo que intervenir. El ritmo de Sainz era tan bueno que en ningún momento Leclerc fue una amenaza. Así que Ferrari no tuvo nada que dilucidar. Leclerc trató de ir a por Sainz, pero lo único que logró fue destrozar los neumáticos. No hubo pie para la polémica. Habrá que comprobar si en otros escenarios Leclerc está a la altura del español y ver cómo se maneja Ferrari.

En Maranello solo vale ganar, pero en el hipotético caso de que Sainz fuera capaz de pelear el título con Verstappen no haría mucha gracia en el equipo que el madrileño se llevara el número uno a otra escudería y, sobre todo, dejaría en evidencia a quienes decidieron no renovarle en beneficio de su compañero. El español es muy querido en Italia frente a la popularidad cada vez más baja de Leclerc.

El “caso Eddie Irvine”

En 1999, el piloto estrella de Ferrari, Michael Schumacher, sufrió un fuerte accidente en Silverstone que le apartó de la competición muchos meses. Fue entonces cuando su compañero, Eddie Irvine, tuvo serias opciones de luchar por el campeonato, pero… la apuesta por Schumacher era tan grande que en el seno de Ferrari no pusieron demasiado interés en apoyar con todo al irlandés. Llevaban años construyendo un equipazo y ni Jean Todt ni el propio Schumacher querían que el segundo piloto, Irvine, optara al título. Al final se quedó a dos puntos de Mika Hakkinen. Al igual que sucede con Sainz, el irlandés ya sabía que al año siguiente no correría con Ferrari y no recibió toda la ayuda necesaria. Hubo cierta pasividad en Maranello a la hora de volcarse con su segundo piloto. Una situación que podría ser similar a la de Sainz.

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