Se cumplen diez años de la muerte de Junior

Se cumplen diez años de la muerte de Junior

Hoy lunes se cumplen diez años del fallecimiento de Antonio Morales “Junior”, cantante y esposo de la inolvidable Rocío Dúrcal. Sus últimos años de vida estuvieron marcados por el dolor de la muerte de su esposa y una depresión que le empujó, incluso, a caer en manos del alcohol.

Los que le conocimos de cerca le recordamos como un hombre tranquilo y enemigo de conflictos, aunque las circunstancias le llevaron al distanciamiento de sus hijos por culpa de ciertos problemas derivados del testamento de Rocío, eso sí, afortunadamente, las aguas volvieron a su cauce y la reconciliación se fraguó durante la boda de su hija Carmen con el empresario Luis Guerra.

Junior fue un cantante de éxito, miembro de grupos punteros como “Los Pekenikes” y “Los brincos”, y componente del popular dúo “Juan y Junior”. Pero tras conocer a Rocío decidió retirarse de la música para trabajar al lado de su mujer y acompañarla en sus largas giras internacionales.

Irónicamente, Rocío salía con Juan cuando se enamoró de Junior. Aquella inesperada circunstancia mantuvo separado al dúo durante un tiempo. Pero la cantante nunca dio marcha atrás y se reafirmó rotundamente en su decisión sentimental.

Estaban unidos en cuerpo y alma. Recuerdo el último día que le entrevisté en su casa de Torrelodones. No pasaba por sus mejores momentos anímicos, acababa de salir de una grave depresión y me confesó que “sin Marieta mi vida tiene muy poco sentido, me siento perdido”. Marieta era el nombre de pila de su Rocío, su gran amor, su razón de ser y la madre de sus hijos. Todos, los cuatro, quedaron huérfanos cuando ella se fue de este mundo. El vacío que dejó en sus vidas era imposible de superar.

Hoy, la gran casa en la que vivió el matrimonio pertenece a su hija Shaila, quien hace poco le compró a sus hermanos las dos partes que les correspondían por herencia. Aquel 15 de abril del 2014 se nos fue un hombre bueno, un ser de luz que se fue apagando lentamente. Le encontró muerto, por causas naturales, en su dormitorio el jardinero de la propiedad. Nunca recuperó la paz ni logró superar esa depresión que le mantenía unido al dolor y la pena.

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