Un bocadillo de calor humano durante las noches de Madrid

Un bocadillo de calor humano durante las noches de Madrid

Nos encontramos a las ocho de la tarde con Santiago Vidal, miembro de Bokatas y que, junto al resto del equipo, se organizan para distribuirse las zonas donde, una fría noche de invierno, les toca recorrer. Todos ellos se reúnen previamente y preparan bocadillos, café caliente, dulces y fruta. A Santiago le ha correspondido la zona de Ventas, y durante cuatro horas sigue la ruta que nos lleva a ponerle cara a un problema que, pese a no estar oculto, nos empeñamos en ignorar.

Madrid forma parte de las comunidades autónomas que mayor cantidad de personas sin hogar registra (junto a Andalucía y País Vasco), y según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la capital se sitúa en la cifra de 67,6 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes. Bajo esta premisa llegó Bokatas, un proyecto que busca acercarse a la población indigente de Madrid a través del reparto de un bocadillo, «una excusa», reconocen, pero que les permite escucharlos y atender sus necesidades más básicas.

Gracias a este paseo, diferente al que acostumbramos, ponemos cara a Antonio. Sabe mucho de literatura, nos habla de «La clave está en Rebecca» de Ken Follet; tiene mucha facilidad para recitar poesía, y la obra de Coppola, El Padrino, la considera la mayor obra maestra. Ejerció de chef en distintas partes del mundo, dice que el marmitako es su plato estrella. Nosotros nos quedamos con ganas de probarlo, pero su lección de superviviente lo supera con creces. «Intenté montar mi propio negocio, la crisis nos abatió y tuve que cerrar. Y aquí sigo».

El Vikingo parece de armas tomar, un hombre de mucho genio que pasa sus noches en un banco de Manuel Becerra. Impone al conocerlo, pero se despide con un abrazo. Con las costillas rotas y su mascota recién fallecida, cuenta que no hay semana que no le compre unas flores.

También está Pedro, que duerme en el suelo de un BBVA. Nos lo encontramos escuchando la retransmisión de un partido del Atlético. Poco tarda en manifestarnos que es un buen colchonero. «Si no tienes dinero eres como un bulto sospechoso», dice. Y nos cuenta algunas historias de lo que acontece en comedores sociales, iglesias y plazas de Madrid. Entre todos se conocen.

Los primeros «bokatas» llegaron hace mucho tiempo, alrededor de 1996. Una panda de chavales universitarios quería ayudar a personas sin hogar. «Esto es muy contagioso, hacer el bien mola y se va animando mucha gente», indican desde la asociación.

La ONG se constituyó en 2004, empezando en Madrid, en la zona de Santiago Bernabéu, hasta ahora que se han expandido por otras ciudades como Valencia y Zaragoza. De hecho, ya han sido reconocidos por otras entidades como la Fundación Mutua Madrileña, que desde hace 11 años visibiliza el compromiso de los jóvenes universitarios españoles a través de sus «Premios al Voluntariado Universitario». Entre los proyectos ganadores de la XI edición, se encuentran estas rutas de calle.

«Es una causa que no es muy popular. Estamos más acostumbrados a ver en grandes medios otras campañas muy sensibles relacionadas con niños, la pobreza en África o personas con enfermedades, por poner ejemplos. Sin embargo, este caso lo vemos a diario y merece más atención», explica Santiago. Y así es. Y así lo comprobamos. No hace falta irse lejos ni buscar en lugares recónditos, pues los principales espacios donde hacemos vida se convierten, por la noche, en la casa y la cama de muchas personas. «Todos podríamos llegar a encontrarnos en ese punto en algún momento de nuestra vida», pronuncia el voluntario. «Pierdes el trabajo, te deja tu marido o tu mujer, te peleas con tu familia…no tienes ahorros y te quedas en la calle».

Los perfiles generales son en su mayoría hombres, cuya edad oscila entre los 40 y 60 años y de nacionalidad española. Y entre las numerosas ofertas de ocio a las que optar un domingo por la tarde, la asociación de Bokatas elige estar con ellos. «El bocata que les ofrecemos no es importante, la gente que visitamos no suele pasar hambre, hay centros de día y comedores sociales. La comida es únicamente una excusa de acercamiento, y en su inmensa mayoría son muy agradecidos»

Santiago Vidal ha confesado a LA RAZÓN que una de las cosas que más le impactó tiene que ver con la importancia de la familia. Los lugares seguros de los que tanto se viene hablando últimamente vienen de ahí, de la primera institución con la que se topa el ser humano y de donde nace el desarrollo emocional, social y cognitivo. En este caso, la carencia familiar es un factor común de las personas sin hogar, «no se llevan o no tienen familia. Cada vez que hago ruta soy consciente de la suerte que tenemos quienes sí contamos con ese apoyo», añade. Así lo explica Vidal: «Cuando la cagas en el trabajo y te echan, sufres un divorcio, te va mal en la universidad o empiezas con las drogas… No sé, hay muchos baches con los que todos nos podemos topar, y si no tienes una familia detrás, un colchón de seguridad, es súper fácil que acabes en la calle».

La organización

Se dieron a conocer principalmente por redes sociales, pero también hacen campañas de sensibilización en colegios, residencias y universidades, pues la mayoría de los presentes en la asociación son jóvenes cuya media de edad es de 30 años. «Hay de todo. Conviene tener perfiles distintos porque los universitarios en época de exámenes no pueden venir», cuenta Santiago a LA RAZÓN.

En Madrid actualmente oscilan los 300 voluntarios. El funcionamiento se basa en el reparto de sedes y reparto de días –normalmente tres a la semana– y equipos. Por ejemplo, en muchas ocasiones la Iglesia cede espacios, sin que la asociación sea religiosa. Una vez al mes se reúnen los coordinadores de cada sede y hacen un balance de la situación. Además de este calendario fijo, hacen otras actividades como por ejemplo ir al cine, hacer una barbacoa, o asistir a un partido de fútbol. Hay personas dedicadas a tareas específicas, ya sean redes sociales, sensibilización o eventos. En el caso de Santiago, se encarga de la financiación. A Bokatas llega principalmente de la Fundación Lealtad: «Las empresas tienen un apartado en su labor de responsabilidad social corporativa y destinan determinadas cantidades económicas a proyectos sociales. Hacen un concurso, las ONG nos presentamos y exponemos nuestros proyectos». También se financian de donaciones voluntarias de familiares, conocidos, o empresas.

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