El reverencial saludo de Sánchez al Príncipe heredero

El reverencial saludo de Sánchez al Príncipe heredero

Resulta enternecedor observar al señor Pedro Sánchez saludar con una suave reverencia inclinando la cabeza, al Príncipe heredero de Arabia Saudita, al que simultáneamente le estrecha con sus dos manos la suya, en un gesto de singular ternura. Sobre todo, observando que al Rey de España y Jefe del Estado, le saluda cual si fuera un colega amigo suyo. No es preciso recordar quién es su venerado anfitrión saudí, para conocer mejor a quien por designio de Puigdemont y Otegui –el apoyo de los dos le es imprescindible para poder seguir en La Moncloa– está al frente del gobierno de España. No sabemos qué opinarán del gesto sus queridos socios y aliados, todos ellos fervientes secesionistas republicanos, deseosos de dar a luz a sus añoradas repúblicas catalana, vasca y gallega e irse del Reino de España, aunque lo más probable es que les resulte indiferente.

Pero, en todo caso, seguro que le mantendrán en La Moncloa el tiempo que de ellos dependa, porque jamás van a tener a nadie mejor Jefe de Gobierno de España que él para sus particulares intereses. Algún día, cuando el pueblo español supere el «síndrome de la rana» al que está sometido desde hace ya demasiado tiempo, habrá la conciencia nacional y social adecuada para darse cuenta de lo que estamos viviendo. Pero seguro que incluso ahora, difícilmente podrían imaginar a un dignatario gobernando, por ejemplo, gracias a los votos de separatistas franceses, alemanes o italianos (y así hasta 26 países más) a cambio de indultarles primero y amnistiarles después, tras haber cometido un golpe de Estado para conseguir sus deseos secesionistas, y no haber expresado la más mínima palabra de arrepentimiento, sino por el contrario, expresando en todo momento su intención de «volverlo a hacer». Aunque quizás al Frente Popular que lidera el PSOE sanchista, le gustan las Monarquías del Golfo más que las europeas del Reino Unido, Dinamarca, Suecia o las del Benelux, por ejemplo. O también les gustan más las Repúblicas de Corea del Norte, Nicaragua o Irak que la Monarquía española. Pero tal vez lo que sucede es que lo que no les gusta es España, y por eso la quieren destruir. Parece más probable que sea este el problema de Otegi, Puigdemont y Junqueras que tanto desean tener su particular cortijo, eso sí, republicano. A Sánchez no le preocupa tanto que el cortijo sea un reino o una república mientras el «señorito» sea él. En cuanto a la desconsolada «Yolanda de suma cero», no sabemos lo que piensa de ello, aunque sus paisanos gallegos sí lo saben, y por eso parece no la han votado demasiado.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *