Berrinches, pataletas y gritos constantes. Estos y otros suelen ser los síntomas comunes de un niño que quiere llamar la atención. A priori, se trata de una actitud mucho más frecuente de lo que parece, ya que los pequeños, a medida que crecen, intentan conocer su impacto en el entorno y poco a poco desean descubrir su influencia en quienes les rodean. Sin embargo, si no se controlan estas inocentes actitudes podrían desencadenar en un comportamiento manipulador. Pero ¿cómo detectarlo?