Cuando Andriy Lunin vio a Bernardo Silva acercarse a lanzar el segundo penalti de la tanda el miércoles, recordó un día soleado de febrero a las dos y media de la tarde en Vallecas. Entonces, tenía indicaciones de Luis Llopis, el preparador de porteros del Real Madrid, de aguantar en el centro. El análisis de la gente de Ancelotti preveía que ahí es donde iba a apuntar el delantero del Rayo. Sin embargo, el ucranio se estiró a su izquierda y RDT marcó, en efecto, por el centro. Lunin anduvo luego algo pesaroso por aquello, aunque en el cuerpo técnico saben que para un portero no resulta sencillo aguantar sin tirarse: prefieren equivocarse de lado que no moverse.