El misterioso síndrome de La Habana ha vuelto a ocupar titulares en todo el mundo. La investigación sobre el padecimiento que desde hace varios años afecta a unas 200 personas, entre empleados de la Casa Blanca, la CIA o el FBI y sus familiares, y que redireccionó el curso de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, arroja nuevas luces que señalan a Rusia como uno de los responsables directos, tal como en los tiempos de Guerra Fría. La nueva investigación del medio The Insider, en colaboración con Der Spiegel y 60 Minutes, expone que las personas afectadas por el síndrome de La Habana —el nombre que se le dio a los supuestos ataques acústicos que desde 2016 sufrieron más de una veintena de diplomáticos estadounidenses y canadienses durante su estancia de trabajo en la ciudad— podrían haber haber sido causados por miembros de la unidad de inteligencia militar rusa 29155, con armas de “energía dirigida”.