El gabinete de un escritor veterano, desbordante –según ese mito construido a partir de retratos como los de Gay Talese, Marguerite Duras o Javier Marías– de legajos y carpetas, de antiguas ediciones de obras clásicas, de talismanes y recuerdos exóticos, de cartas manuscritas y fotografías dedicadas, y el setup (así se llama al conjunto de mesa, silla, ordenador, mandos y cámaras) lleno de leds de colores de un streamer que retransmite sus partidas online tienen más en común de lo que parece.